Poco me importa el pasado,
sea tuyo o de otro.
O las horas que has dejado,
para proteger tu corazón roto.
No quiero que hables,
solo que escuches,
como mi corazón golpea
cada vez que apareces en las noches.
Llegas y te vas,
ordenas y sonries,
me miras y entregas,
mientras callas y ries.
Con luna llena mi alma queda vacía,
mi cuerpo se sofoca
sin tus labios en mi boca;
labios de veneno y ambrosía,
aliento de tabaco y miel,
que entre mis labios secos
solo se convierte en hiel,
amargura que vive en los ecos,
cuando mi voz resuena contra tu piel.
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