En mis piernas cargo el peso de los instintos
de rodillas cansadas y labios aprisionados
que se pierden bajo tu sombra calcinante
guardiana de los montes imperantes.
Bajo la brisa de tu aliento
el mio conjugarse busca
al compás de tus pestañas
marca mi corazón sus latidos
Dibújame una sonrisa,
mientras mi pudor deshechas
retirando los dedos del tintero,
llevándote la soledad que asecha
Bordea tu aura con mi nombre
brodearé mis ojos con el tuyo
cuando se derrame el miedo
entre mástiles de cobre
Borra las líneas de mi mano, escríbelas de nuevo
remarcando el atardecer y la visita de la noche
el pasar de las horas, evitando reproches
abriendo puertas y senderos; la entrada a un mundo nuevo.
domingo, 20 de septiembre de 2009
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