viernes, 8 de agosto de 2008

XXIII

Hablar contigo es la llave que abre
y clausura puertas.

Hablar contigo es volver al pasado
y no querer regresar al presente.

Hablar contigo es una condena;
la resignación de no tenerte.

Hablar contigo es romper mis reglas
y dejarte entrar en mi espacio.

Es deseable, imcomprensible e insoportable;
es encarar la amarga realidad
cuando en tu boca sólo está
aquella a quien dices amar
y por quien me lograste olvidar.