lunes, 26 de enero de 2009

Antihéroe

Te odio porque no tengo otra salida,
cada vez que me libero en el desierto de tus ojos,
mirada que me desnuda cuando me encuentro perdida,
sola y como una niña confundida.

Odio tus senderos,
tus sueños rotos,
cada palabra que tu boca expulsa
y que tu mano sobre mi piel quema.

Como el calcinante sol del medio día,
o el hervor de mi sangre durante pesadillas,
de las que no eres protagonista,
ni de sueños, ni de una lista,
solo del deseo más profundo,
de las noches más frías.

De lejos me observas,
y poco a poco te acercas.
Acortas el camino y con versos me llevas
a una verdad que llega a ciegas.

Encontraste la llave del arca divina,
pozo de pensamientos y reliquias del tiempo,
custodia fiel de la doncella y su cuerpo.

Te odio por explicarme el significado
de tantos sueños que he sacrificado.
Por conducir mis manos de cera
a traves de las más fía cantera.

Odio conservar tu mirada,
que me mira por la ventana,
umbral que atravieza mi mente cansada.

Conozco tu intención y la rechazo,
la esclava se atiene a su postura,
y sin un gesto de ternura,
la despojas de lo único que posee.

Cómo llegaste no lo sé,
y cuándo tampoco quiero saber,
en tus labios reposé
sin intención de querer.

El tiempo pasa lento,
pero el cambio acelera,
aquello que pensaba muerto
entre mis manos de cera.

sábado, 17 de enero de 2009

Complot Hormonal

Hoy desperte y la escena parecía la de un aborto accidental. ¡Puta madre! me dije a mi misma mientras me paraba con cuidado de la cama. Para variar las caderas me dolian como si me hubieran pateado sin piedad, estaba hinchada, pero al menos mi mal humor de la noche anterior se habia ido o al menos aun seguía dormido.

Hablando de la noche anterior, me sentía insoportable, quería escapar de mi cuerpo, no me toleraba y la alteración adolescente no se podía apoderar más de mí. Estaaba aburrida, pesimista y antipática, pero al mismo tiempo lista para que alguien me de cuerda y libere el más bajo instinto. ¡Maldita rutina! ¡Maldita soledad! ¡Maldita consciencia!

Si pues todo apuntaba a que esa semana del mes en la que las mujeres prendemos luz roja había llegado, con furia y sin perdón. Lista para inagurar el año, dejandome adolorida, pero al menos es un desfogue. Y luego que problema cuando no viene. ¿Irregular?, ¿un quiste?, ¿el espíritu santo?, ¿Ginecólogo?; no gracias paso. Al menos la soledad y el autocontrol disminuyen las posibilidades. Pero, carajo, quien no más de una vez ha levantado la mirada al cielo y agradecido que haya llegado.

Odiada, pero necesaria, llegas siempre en una fecha esperada pero también te gusta sorprender; a veces delicada y otras explosiva y sanguinaria (que irónico), eres toda una expresión femenina. Cada mes te esperamos llegar, más te vale que lo hagas, porque tu ausencia no planeada, es experiencia no deseada.

viernes, 16 de enero de 2009

What it feels like for a girl

Este es un avión el cual no quiero tomar,un viaje que no quiero emprender, un estilo de vida que no quiero adoptar por completo, una historia que no quiero escribir con esas plumas, desgastadas de tanto ser remojadas en la misma tinta que con el tiempo se seca.

Solo la niebla, cual mañana de agosto, me rodea y no me permite llegar a lo que espero. Estoy helada, quieta, desafiante pero también obediente. Busco el silencio como eje para esta rueda sin carril, no quiero palabras, tal vez solo miradas.

Te envidio y creo que aun no lo sabes. Deseo tu soledad, porque apesar de ya sentirla no es plena, no es coherente. Tu estás solo completamente, en tierra extraña y con individuos desconocidos, al único que tienes es a ti mismo. Por otro lado mi caso es diferente y aun más triste. No hay nada peor que sentirse sola cuando el mundo te rodea y te busca, cuando tienes muchas cosas pero a la vez sientes que no son nada; que te aprisionan y se interponen en tu busqueda.

Quisiera llorar pero no puedo, no tengo un hombro donde y mi almohada ya perdió su atractivo. Quizás esto pase porque estoy cansada de hacerlo, de repetirlo.
Tal vez estas se evaporen en mis ojos por el calor de esta temporada soñadora, pero siempre es así, en el infierno siempre hace calor.

viernes, 9 de enero de 2009

Vicios absurdos

Nada pareciera a veces dominarme, logro tomar el control y hago las cosas cuando me da la gana. Ciertas conversaciones o preguntas abren candados mentales y nunca dejan la combinación para cerrar la caja fuerte de la imaginación. Me conozco, pero aun siento que me falta, o más que conocimiento es carencia de aceptación?, tal vez quien sabe, lo único que sé es que me presento al nuevo comienzo a casi una veintena de años, los cuales han empezado a experimentar y construir su proceso de liberación en los últimos 3 años. Cada vez abro más los ojos y la vez los cierro para aventarme al vacio de este mundo confuso y abrumador.

Dormir, caminar sin rumbo, actuar, un café sin azúcar, cambios y besar. Acciones, circunstancias o cosas que forman parte de un día común, según la cantidad de dosis se pueden convertir en algo incontrolable, placentero, propio, hasta prohibido. Están ahí y esperan aflorar, encontrar un espacio en la rutina y ascentar sus raices en mi comportamiento, quizás la hora ha llegado y no fue necesario planearlo.
A dejarlos ser, que caigan y renueven; me despierten y me hagan soñar; me lleven a otro mundo y a este.

Porque no necesitan razón, pueden ser una en si mismos. En la cercana veintena se presentan para empezar un nuevo ciclo esperando sea más libre, provechosoy pleno.

El año inicia y los vicios toman primer lugar en la fila de la cordura ausente.

La carencia

Aquello para lo que no tengo palabras con que expresar, Alejandra las encontró y pudo lo que yo no explicar.


Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.

Alejandra Pizarnik

Entre la necesidad y la curiosidad

Miré a la soledad a los ojos. La miré una noche de júbilo y fiesta, una noche que para mi en realidad no se diferenciaba de muchas otras, para mi era una más. No busque lo que ocurrió, simplemente se presentó y pasó. Hasta ese momento no me imaginaba cuanto lo necesitaba, cuanto quería llenar ese vacío infinito dentro de mí. Esa carencia que nadie pareciera comprender, que las circunstancias la han llevado a convertirse en una enfermedad crónica, para la cual mi cuerpo genera defensas, pero el virus empieza a mutar y otra vez mi cuerpo no lo puede controlar. Abarca tanto mi materialidad como mi alma, mi espíritu sufre la corrosión causada por esta gangrena, una llaga que se expande y me tortura porque solo yo la veo. Se adhiere a esta visión distorsionada de mi ser, en el cual veo el espejismo producido por la locura, por la utopía de la espera, de una ambición imposible.