Miro el techo, busco una forma
miro el techo, cielo que sobre mí posa,
posa su sombra sobre mi cabeza,
mientras mis ojos guía y doma.
Busco la estrella viva
aquella que se esconde,
entre el mundo de arriba,
donde mis preguntas responde.
Miro y ahí estás tú,
me mirás y detienes la quietúd,
la paz del ánima, de la oración
que en labios brota con pasión.
No eres una estrella,
no eres una luz,
eres la sofocante tiniebla
eterno aliado de la niebla.
Mas sólo hoy deseo
retener el recuerdo constante
tu imagen en la calle
instante que sin querer poseo.
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