Con el frío de tu alma
se forma la neblina vespertina
conductora de la barca
carente de brújula y vigía
Sin norte, sin horizonte
la marea te lleva a la deriva
mi espíritu te acompaña
mientras me recuerdas por la mañana
con la brisa de los polos
entre el calor del trópico
incomparable con tus ojos
mínimo ante tus columnas.
Se rinde ante tu voz
que reclama ya la gloria
sin merecerla borraste de la memoria.
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