¿Para qué cederle la guía a la razón,
si nunca ofreció una buena solución,
cuando su efecto era pasajero
y arrastraba la ceniza de mil incendios?
Hoy que el olvido es el dulce aperitivo
de un volver a caminar con sentido
sin importar el rumbo solo la compañía,
a la cual debo mi preocupación y sonrisas.
Mayor es mi dolor por tus heridas
y solo pienso en levantarme antes tus caidas,
recogiendo tus penas y guardándolas bajo cama,
sembrando nuestros sueños en mi almohada.
Y rezo a Dios para volver a encontrarte
pacto con ángeles para no traicionarte.
Con esta alianza tácita de quien espera,
actuando como si alguien mis actos y omisiones viera.
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