sábado, 31 de octubre de 2009

Síntomas

No entiendo como aguanto, como contengo la distancia
si cada día te alejas y me dejas
entre la bruma y la nostalgia
de la noche que vacía queda, de mis manos que no descansan.

Solo dame un minuto, una bocanada de tu aliento
de tu presencia, de tu ausencia, de la que no me arrepiento
de traspasar los muros de piel, de tatuar tu nombre en mis costillas
de arrojar mi miedo a la deriva, de dejar desnuda mi alma herida.

No pases la puerta, no reconozcas la salida
corre el riesgo de quedarte, ayudando a tejer una vida
que cada noche como el velo de Penélope se desteje
y en las mañanas su destino queda a la deriva.

Qué hago, o qué dejo de hacer
para evitar que el fruto vuelva a crecer
he de cortar las raíces, de ocultar las hojas secas
de perderme entre tus sombras, de pasar por una espía.

Se cansan los ojos de ver tus errores
que posas de flor en flor tus vacilaciones
de eso que buscas y celosa guardo
eso que no ves porque hacia mí no has volteado.

Que mis manos te guíen como velas de prosesión
que mi mirada sea la brújula hacia tu morada
entre los árboles, a los pies de los montes
dónde una estrella espera tu llegada.

2 comentarios:

Luis Andrés dijo...

Hermosa manera de acabar Octubre :)

bardo dijo...

Por lo visto tu buen escribir lo dás con cuenta gotas.
Mejor lo escaso bueno que no la saturación de un mar de letras vacias.